La contribución ahonda sobre el concepto clave de la sociología del delito inserta en la esfera de la criminalidad oculta, desde la percepción del mundo del delito de parte de un elenco de víctimas que no llegan a denunciarlos por motivos plurivalentes que desembocan en desconocimiento, temor reverencial por amenazas de los victimarios, tabú o simplemente por causas intencionales propias en la convicción visceral de la víctima, al exponerse a un proceso penal en que pueda salir a la luz pública.
Así, entre los conceptos materiales criminológicos del delito, el coideario Antolisei (1988), afirma que: (…) “es aquel comportamiento humano que, a juicio del legislador, entra en contradicción con los fines del Estado y exige como sanción una penal criminal”. (p. 119). Con base en tal premisa mayor, la criminología tradicional potencia al máximo el protagonismo del delincuente, por el contrario, la moderna criminología, de corte sociológico, el examen y significado del infractor pasa a un segundo plano, desplazándose el centro de interés del aporte hacia la víctima y el control social.
Por tal virtud, se reivindica la institución de la victimología. El Estado ecuatoriano por disposición de la Ley Fundamental de 2008, erige la suprema protección de la víctima, precisamente para no dejarla desamparada frente al resultado lesivo que pareja el delito frente a sus derechos de protección especial, Artículo 78 constitucional. De allí, la importancia del tópico en un intento de desenmarañar la situación conflicto que entraña la víctima en su fuero interno.
Por tanto, con base en el control social del comportamiento desviado, visto como una nueva criminología más dinámica, certera y empática, busca promover los mecanismos de salvaguarda en aras de evitar la impunidad desde y hacia la víctima (Escobedo, 2013).
Como corolario se colige que, contrario a la posición de la inmensa mayoría de los tratadistas quienes aluden al innecesario estudio de la criminología social, considerándola estoica, por el contrario, se determina que, de ser así, se prescinde de la reacción social (Van Swaaningen, 2011).
Luis Andrés Crespo Berti
Docente e Investigador
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