Discurso de la Madrina de Generación en la Magna Graduación Utel Ciudad de México México 2024


En nuestra Magna Graduación en la Ciudad de México, tuvimos la oportunidad de contar con la Dra. Sylvia Schmelkes, una referente en educación en México, con más de 50 años de trayectoria como líder en institutos de investigación y referente en el ámbito educativo, quien nos acompañó como Madrina de Generación de la Clase 2024

La Dra. Schmelkes ocupó cargos clave, como Vicerrectora Académica en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, primera titular del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), entre otros.

Su discurso destacó el arduo camino que nuestros egresados han recorrido para alcanzar este importante hito y reconoció el esfuerzo, la dedicación y la capacidad de cada uno de adaptarse a una educación en línea, que los ha preparado para enfrentar los retos de un mundo en constante cambio.

Discurso de la Madrina de Generación

‘‘Buenas noches, queridos y queridas graduadas, familias, honorables miembros del Presidium, integrantes del equipo de Utel. Para mí es un honor dirigirme a este extraordinario grupo de graduados de Utel. Siempre es motivo de celebración, llegar al final de una etapa en la vida que ha significado mucho esfuerzo, pero que les ha generado grandes satisfacciones.

Han pasado por una etapa de aprendizajes intensos, en los cuales se han preparado para ejercer una profesión, los de licenciatura, o para profundizar en las posibilidades de una ya obtenida o de una ya ejercida, o bien complementar con un posgrado en un tema diferente, con otros conocimientos y habilidades que son necesarios para entender y poder actuar mejor sobre una realidad que es compleja. 

Por eso, los felicito sinceramente. Han optado por formarse en esta universidad que ofrece una educación de alta calidad en línea. Han descubierto, sin duda, las enormes potencialidades de esta vía educativa y, seguramente, también sus dificultades. Han experimentado el aprendizaje colaborativo mediado por la tecnología y, sin duda, por esta vía han hecho amistades con personas de otros países, con experiencias y conocimientos diferentes. 

Les ha tocado estar a la vanguardia de las posibilidades que la tecnología ofrece a la educación. Ahora, les toca seguir trabajando o comenzar a hacerlo en una época de grandes cambios. Están viviendo, estamos todos estamos viviendo, el arribo de la inteligencia artificial, que, sin duda, transformará muchas esferas de nuestra vida, entre ellas la forma de ejercer las profesiones y el propio mundo laboral. 

Su experiencia de formación a distancia les ha proporcionado, sin duda, los conocimientos y la experiencia necesaria para poder aprovechar el potencial de la inteligencia artificial, pero también para poder reconocer sus riesgos, especialmente los de carácter ético, lo que les permitirá utilizarla de manera inteligente. Por su experiencia con la tecnología, tendrán el reto de ayudar e incluso de formar a otros en el uso adecuado de este imprescindible recurso. 

Nuestro tiempo está marcado por problemas añejos y turbulencias actuales. Como ya bien decía el Rector y, aquí coincidimos porque ambos somos sociólogos, vivimos en la región del mundo más desigual y más violenta. 

Estamos atravesados ​​por actitudes y comportamientos racistas, sexistas, homofóbicas y contrarios al anhelado respeto a la dignidad de todo ser humano como código de ética fundamental para la convivencia armónica. Todos estamos sufriendo ya la depredación del medio ambiente y nos sentimos impotentes ante la inoperancia de los acuerdos para frenar la pérdida de la diversidad y el cambio climático. Nos toca también vivir un debilitamiento e incluso un desencanto con la democracia como forma no solo de gobierno sino de vida. 

Como egresados ​​de la educación superior, sin duda, fueron formados como sujetos críticos, capaces de analizar, encontrar las causas y calcular las consecuencias de estos problemas.

También, han sido formados con valores para indignarse ante la injusticia, la violencia, la violación de los derechos humanos y la puesta en riesgo de la vida en el planeta. La indignación es un impulso a la acción y, sin duda, ustedes que hoy se gradúan están equipados para actuar, para contribuir a combatir, desde su ejercicio profesional y como ciudadanos de su país, estos problemas que limitan la plenitud de vida de tantos hermanos y hermanas. 

Tenemos la obligación y, seguramente, la responsabilidad de hacer lo posible por construir un mundo mejor. Sobre todo, porque saben que han sido privilegiados al poder concluir la educación superior. 

Alrededor de cuatro de cada diez jóvenes entre 19 y 24 años en algunos países se encuentra inscrito en la educación superior, en otros más, en otros menos. De ellos, solo el 4 % continúa en un posgrado y el 1%, un doctorado. 

Su esfuerzo personal, el de sus familias y el de sus profesores han hecho posible este privilegio y lo hay que agradecer. Pero el privilegio nos abre camino a la responsabilidad y hay que asumirlo. 

Como estudiantes en línea y a distancia, han aprendido a aprender. Saben buscar información y distinguir entre la que es falsa y la que es verdadera. Son diestros en acceder a los conocimientos y en distinguir cuándo estos son suficientes para nuestros propósitos y cuándo requerimos además de conocimiento experto. Y, lo más importante, han disfrutado del aprendizaje y han reconocido que aprender es placentero. 

Los admiro porque esa combinación de saber aprender y disfrutar aprender los llevará a seguir aprendiendo durante toda su vida. El espectro de lo que hay que aprender es enorme, no se limita a su profesión, se abre a todas las esferas de lo que te hace humano. 

Una planteamiento que me inspira mucho es el del intelectual Bernard Lonergan. Él dice que el ser humano se encuentra en medio de tres círculos concéntricos. En el primero se encuentra lo que sabemos que sabemos. En el segundo está lo que sabemos que no sabemos. Y, en el tercero, está lo que no sabemos que no sabemos. Lonergan decía que la educación es el proceso de ir recorriendo estos círculos concéntricos hacia afuera, de manera que cada vez sepamos más, que vaya creciendo el círculo de lo que sabemos que no sabemos porque eso nos invita a aprender y que vayamos descubriendo el mundo infinito de lo que ni siquiera sabemos que no sabemos. Y no solo nos referimos a los conocimientos, sino también a otras formas de conocer, otras epistemologías y nuevas habilidades. 

Hay un horizonte valoral paralelo al intelectual en el que podemos ir creciendo en nuestra humanidad, tengo la certeza de que ustedes continuarán este viaje por los horizontes intelectuales con la energía que les da el haber concluido una etapa fundamental en su vida. 

Quiero terminar felicitándolos calurosamente. No cierran la etapa de su aprendizaje, esta continuará por siempre porque el aprendizaje se da a lo largo y a lo ancho de la vida. 

Pero hoy se despiden de sus programas de estudio, de sus compañeras y compañeros, de sus docentes. Los seguirán encontrando, las amistades permanecerán, pero de manera diferente. Siempre una graduación produce sentimientos encontrados. La nostalgia por la necesaria despedida a un modo de estar juntos, y la emoción de los proyectos que se abren por delante.

Hay que dar espacio a ambos sentimientos y expresarlos y disfrutarlos en esta gran celebración que Utel ha preparado para ustedes. Me siento muy  contenta de ser parte de ella, de esta celebración, y de saber que Utel lanza al mundo a 560 personas, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, formados con calidad y sentido de responsabilidad.

Les deseo que su camino esté lleno de luz, de muchos frutos, de grandes satisfacciones y de muchas alegrías. 

Muchas felicidades. Muchas gracias’’. 

El mensaje de nuestra Madrina de Generación no solo resalta los logros alcanzados por nuestros graduados, sino que también los invita a reflexionar sobre las responsabilidades que ahora enfrentan como profesionales. Asimismo, les recuerda lo importante que es continuar aprendiendo y creciendo para contribuir positivamente con la sociedad. ¡Felicidades, queridos graduados!


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